La población del estado de Nueva Gales, en Australia, se vio sorprendida por una tormenta de arena. Tras darse a conocer este fenómeno, las autoridades instaron a los residentes a tomar sus precauciones. Además, varios casos de problemas respiratorios fueron reportados.
Por otro lado, California, en Estados Unidos, pasó de incendios forestales a torrenciales lluvias que permitieron apagar gran parte de las llamas que han dejado 86 muertos.
Sin embargo, la autoridades están preocupadas porque temen que las intensas precipitaciones generen inundaciones que dificulten la búsqueda de más de medio millar de desaparecidos.