Este es un gran paso para garantizar los derechos y ser más incluyente con la comunidad gay. El gobierno de Theresa May se comprometió a poner fin y prohibir las terapias de “conversión” para los homosexuales, pues es considerado por muchos activistas como prejuicioso y discriminatorio.
Además, destinó un fondo de casi 6 millones de dólares para la defensa de sus derechos. Esto en reacción a una encuesta gubernamental realizada a más de 100 mil personas de la comunidad LGTB, en donde solo el 2% reconoció haber asistido a las terapias de “reorientación sexual” de manera voluntaria. Mientras el 5% indicó que se las habían ofrecido.
La encuesta también reveló que dos de cada tres personas no tomaba la mano de su pareja por temor al rechazo de la sociedad. Tras esto, el gobierno británico dijo que ahora sabe en qué áreas debe trabajar para garantizar una sociedad real y duradera.