Una ola de atentados en Kabul, Afganistán, dejó escenas de horror y un día negro, pues tres ataques perpetrados por el Estado Islámico terminó con la vida de al menos cuarenta personas, entre ellas nueve periodistas.
En el tercer atentado, las víctimas mortales fueron niños, once de ellos fallecieron cuando un terrorista estalló junto a una patrulla de la otan rodeada de menores en la provincia de Kandahar.
Ante este lamentable hecho, el presidente de Afganistán, Asharf Ghani, condenó los incidentes como crímenes de guerra e indicó que salvaguardará la libertad de expresión.