El caos en las calles no ha cesado con la reforma laboral en Francia, que se ha convertido en el talón de Aquiles del gobierno de Francois Hollande. Y es que los manifestantes aseguraron que la iniciativa facilita el despido, además aumenta las horas de trabajo por semana.
La violencia desatada es de nunca acabar, por su parte, el presidente Hollande, ha vuelto a reiterar que no cederá a las presiones de los ciudadanos.
Los ciudadanos aseguran que se verán afectados, ya que no podrán contar con un puesto estable en las empresas. Camioneros franceses, también han bloqueado las vías principales ante el temor de recortes salariales.